Usavich

No son muchas las ocasiones en las que me pongo con mi hermana menor a visionar series (de hecho se las suele zampar ella sola), por lo que en este caso la reseña tendrá un significado especial para mí, lo cual espero que no afecte a mi capacidad para ser crítica pero tolerante. Que lo disfruten.

Usavich es una serie de 5 sesiones, cada una con 11 capítulos de 2 minutos, en la que presenciaremos las andanzas de dos conejos encarcelados en la típica prisión soviética (ya nos vamos situando en el contexto), pero en una celda muy particular en la que se desarrollarán situaciones como mínimo curiosas. A medida que pasan los diferentes capítulos va aumentando tanto la diversidad del paisaje como de personajes, aunque siempre conservando una estructura determinada, lo cual la vuelve si cabe más atractiva.

Este es el principio de todos los capítulos de la primera sesión.

La historia no la puedo desvelar (por motivos que ya entienden, me cargaría totalmente la serie), pero sí que puedo intentar profundizar un poco en los personajes.

De izquierda a derecha tenemos a Kirenenko, un conejo bastante enigmático del cual solo sabemos dos cosas fundamentales al principio: le encantan las zapatillas de deporte y es muy peligroso cuando se enoja, hecho que suele desembocar en catástrofe para el que se haya atrevido a provocarle. Posiblemente es también, si lo analizamos más profundamente, el único de los dos protagonistas que tiene un objetivo concreto y el realmente peligroso.

Fíjense en lo que lleva puesto en las patas y de qué trata la revista que está leyendo. Esto ya es obsesivo XD.

Por otro lado tenemos a Putin, un conejo que tiene pinta de tonto, y lo es hasta cierto punto. Es verdad que suele salir escaldado de muchos de los problemas que surgen en la serie, pero también es un buenazo (creo recordar que lo encarcelan por llegar tarde a un trabajo) con una gran habilidad mecánica que les salva muchas veces el pellejo y una gran mano para la cocina.

Putin, más simple, es mejor en otras labores.

El resto del elenco es cuanto menos impredecible, y suelen ser los desencadenantes de las diferentes adversidades a las que se tienen que enfrentar los protagonistas. Los que más aparecen salen en las fotos respectivas.

La rana salida del váter, como no, es uno de los personajes que más expresa con menos gestos. Gracias a ella tenemos también un capítulo musical, el cual no falla en ninguna de las sesiones.

El robot Mechanenko, que es aún más toca-testículos que todos los personajes de la serie juntos si cabe aunque en la más estricta de las teorías pertenezca al bando de los buenos.

Quiero antes que nada recalcar que no tengo nada en contra de los travestis masoquistas, pero este se lleva la palma. Aunque me resultó gracioso al principio, me cansé de él al momento porque está demasiado estereotipado y siempre que  sale es para aprovechar y poner esa cara que ven ustedes en la parte de arriba. Con CUALQUIER COSA.

Pero no solo unos personajes estereotipados (lo cual no es necesariamente malo) y variados hacen una buena serie. En este caso el sonido influye mucho ya que no hay diálogos ni conversaciones, solo gestos y gruñidos raros, mezclados con varias onomatopeyas. No es que estemos ante los nuevos Mozart, pero la verdad es que han sabido usar este elemento a su favor aportándole más dinamismo al asunto. Lo mismo podríamos decir de la animación, la cual es mejor de lo que aparece en las fotografías de la red.

En definitiva, si quieres pasar un rato entretenido pero no tienes idea de cómo hacerlo, si eres de los que disfrutan del humor absurdo sin importar el grado de tonterías que aparezcan en la pantalla y si tienes un poco de paciencia al principio (hasta que pilles de qué va la serie en el tercer capítulo), no te puedes perder Usavich. Totalmente recomendada.

Hasta la próxima entrada.