jueves, 21 de agosto de 2014

H. P. Lovecraft, El Alquimista y otras historias

Son muchos los que me han comentado en más de una ocasión "Tienes que leer a Lovecraft, creemos que te va a gustar porque es genial". Mi anterior y agradable experiencia con Edgar Allan Poe, del que no esperaba mucho y me acabó enamorando, terminó de convencerme y decidí darle una oportunidad a otro de los considerados grandes en el mundillo. Maldita la hora, si les soy sincera.


Como comprenderán ustedes me voy a ahorrar el sufrimiento de estar describiendo las historias una por una, ya que con Poe eso fue algo grato pero con Lovecraft me resulta harto tedioso. Sin embargo creo que se merecen un resumen, y las historias que hay en este libro se pueden clasificar en dos tipos:
  • Por un lado tenemos cuentos que pretenden usar el terror convencional, aunque con los finales que tienen más que sorpresa y miedo provocan indiferencia porque son muy previsibles. Es lo que me ocurrió, por poner un ejemplo, con la primera historia de la obra y la que da el título a este compendio, curiosa en grado sumo por su trama (un hombre prevé que morirá a los 32 años porque sus antepasados no pasan nunca de esa fecha debido a una maldición) pero fácil de desentrañar antes incluso de la mitad de la obra... Hay niños de cinco años que también hubieran acertado, en serio.

Una lástima, porque las historias al principio prometen...
  • Por el otro tenemos lo que este hombre denominaba "horror cósmico", que de terrorífico tampoco tiene mucho. Es un compendio de neuras suyas en las cuales mete a sus personajes en dimensiones alternativas en las que se funden con el universo, ven la Tierra destruyéndose a lo lejos o simplemente se comen unos nachos en la Luna... o poco le faltó para poner eso. Cuando lo describen como un depresivo con comportamientos extraños no lo pongo en tela de juicio después de leer las cosas que ha escrito, la verdad.


A algunos les resulta aún más lento y molesto si cabe simplemente por la forma de relatar los cuentos, propia de tiempos pasados en los que se usaban más florituras y metáforas para manifestar ideas. He de confesar así mismo que a mí también me costó enterarme de lo que me quería decir en algunos de los párrafos, y esto es lo único en lo que creo que Poe y Lovecraft se parecen. Aunque con un poco de esfuerzo todo se consigue y acabé por enterarme de las cosas, a mí no me pareció un punto negativo. Al contrario, algo de cultura lingüística es como un bálsamo para los ávidos lectores.

En fin, que me quedo con Poe y en lo que a Lovecraft respecta me voy a limitar a escuchar a la gente decir que es maravilloso y demás mientras recuerdo esta decepcionante experiencia, ya sea porque los relatos recopilados no fuesen los adecuados o, simplemente, porque este autor y yo no parecemos congeniar.

Nos vemos en la siguiente ocasión.

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