Mononoke (la serie)

Esta es la primera entrada en la que ha influido una persona muy querida para mí (la más importante), y que espero que siga aportándome momentos inolvidables. Después de habernos aguantado más de dieciséis años ya, mi hermana entra en este blog por la puerta grande: con una serie que, más que buena, es rara... la situación no podría ser mejor.

La serie de la que estoy hablando se titula “Mononoke” (demonio) aunque otros la denominan “The Medicine Seller” (El boticario), dado que ese es el trabajo del protagonista (o eso es lo que él dice). A estas alturas, ya sabrán que no me refiero para nada a la historia de "La princesa Mononoke", de la que haré una entrada en otro momento.

Lo primero a destacar es el estilo de dibujo. He de decir que al principio no me convenció demasiado, pero poco a poco fui viendo en él algo más que una forma de llamar la atención. Es una forma de expresar mucho más que una simple historia, resaltando no solo las superficies de los objetos, sino también el alma de los personajes o acontecimientos de otros tiempos. Es demasiado metafórico para poder explicarlo con unas pocas palabras, pero puedo asegurar que se usa no como un medio de contar algo, sino como un complemento de la trama en sí.

Lo segundo que llama la atención es la historia en sí. Perdón, el conjunto de historias, porque son cinco repartidas en doce capítulos. Lo que tienen en común es el desarrollo general: suceden hechos inexplicables, ligados a un alma rencorosa la cual debe de ser derrotada por el boticario. Como los temas de demonios siempre le han ido a mi hermana, no me extrañó nada que la temática fuese esta. Pero no se confundan, ya que quien espere una historia demoníaca de esas que nos intentan vender hoy día, sino una estilo gore en la que dan más miedo los humanos que crearon al demonio que este en sí mismo.

A continuación debemos centrarnos en los personajes, de los cuales el único que está en todos los fregados es el boticario. En realidad llamarle así está bien solo a medias, porque aunque es verdad que sabe bastante de medicamentos, su misión principal es la de matar mononokes. Es un personaje bastante carismático y misterioso, del que ni siquiera nosotros podemos saber mucho: sin pasado, sin hogar conocido... sin nombre. Lo único que lo caracteriza es la misión que se ha propuesto cumplir y las herramientas que para ello utiliza.

El resto de los personajes son siempre distintos entre historia e historia y cualquier similitud entre ellos es solo mera coincidencia... es más, esta serie tiene a su favor que la mayoría de la gente no es lo que parece, por lo que se descubren cosas sorprendentes.

Para no dejar el comentario a medias, porque no es plan, hay que aclarar algo: el problema real de la trama no es matar al mononoke, ya que el personaje se los despacha con una rapidez que da gusto, con una transformación ultra-guay que deja a las Sailor Moon al nivel del betún.. La pega está en que la única espada con la que se puede matar a estos demonios necesita primero tres cosas para ser desenvainada: saber la Forma del demonio (no creo que haya más problema en entender esto... ¿no?), la Verdad, el causante del nacimiento del demonio, y la Razón, el objetivo del ser una vez surge. Resumen: sin espada desenvainada, no hay mononoke a la parrilla.

Hallar los tres elementos no es tan sencillo como parece, sobre todo los dos últimos, ya que los mononokes suelen nacer por una buena razón y los vivos no desean revelar esas historias que, como ya he dicho, son peores que los demonios en sí. Creo que con esta serie aprendí un poco más acerca de la crueldad humana.

En fin, esta ha sido mi entrada del día, aprovechando que hoy fue mi último examen del trimestre. Muchas gracias por haberla leído y, por favor, deja un comentario. Es uno de los mejores regalos de Navidad que me puedes hacer.