La historia en sí es bastante interesante e innovadora: un joven normal y corriente descubre un buen día que lo que fue un juego de niños inventado por él y sus compañeros hace años se convertirá hoy día en un verdadero peligro para la humanidad gracias a Amigo, un hombre extraño al mando de una secta aún más rara si cabe. El plan, el de siempre. conquistar/destruir el mundo. El remedio: intentar evitarlo. Así es como nos embarcamos en una aventura a nivel físico y emocional al que invito a todos los que aún no lo hayan realizado.
El desarrollo de la trama es buenísimo y te mantiene en tensión en todo momento, con una historia en tres e incluso cuatro tiempos diferentes que no dejará indiferente a nadie que la lea... Al menos hasta que empiezan a chochear en el final (los dos últimos tomos, para ser más exactos) y a sacar antagonistas por la cara, o a mezclar las cosas. Algo en plan "Fue éste...¿o era el otro? No, no, tiene que haber sido el de más lejos aún... bah, el primero fue." Alago que en Urasawa, el autor, tampoco es extraño. Ante esto la mejor opción que uno puede tener es la de sacar sus propias conclusiones y esperar haber hilado la historia lo mejor posible.
En cuanto a los personajes, todos y cada uno de ellos son memorables, sobre todo en el bando de los buenos. Es verdad que los protagonistas suelen ser los que más marcan la historia y los putos amos (que lo son, a Otcho o Kenji pongo como ejemplos), y la verdad es que me encantan, pero el que va a guardar un lugar especial en mi mente es un personaje secundario al que acabé apreciando como si una persona de carne y hueso fuere: Dios. Ese escurridizo granujilla que en más de una ocasión me sacaba un WTF?
Va por él. |
Imágenes como esta hay para dar y tomar. Me encanta lo bien ambientado que está el manga. |
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