lunes, 15 de junio de 2015

Final Fantasy X

Sé que por ahí pululan muchos fans acérrimos de la saga FF, pero yo escribiré esta reseña desde una perspectiva más neutral, ya que es un buen juego pero no ha logrado alistarse entre mis preferidos.


En el Final Fantasy X nos encontramos con la historia de Tidus, el cual ve como Zanarkand, su ciudad natal, es destruida por un monstruo de enormes dimensiones llamado Sinh. Es el único en sobrevivir a dicha catástrofe, pero cuando se despierta el mundo que él conocía ha desaparecido. Ahora, atrapado en una época en la que Sinh amenaza con destruir la paz de una vez con todas, Tidus se embarca en una aventura por salvar este mundo y volver a su casa.

Zanarkand es muy moderna, pero es la típica ciudad masificada. Para visitarlo no está mal, pero prefiero los sitios más tranquilos.

La historia en sí misma es curiosa, con ese toque de fantasía y tecnología que caracterizan a la saga, y nos muestra ampliamente un mundo atenazado por el miedo a Sinh (que tiene la costumbre de volver cada 100 años y sostenido por la esperanza de que este sea derrotado para evitar la destrucción del mundo.

Otro de los puntos fuertes de la historia es la crítica que recibe la religión y su representante, Yu Yevon. La verdad tras la misma revela datos cruciales para comprender la historia en su totalidad. El hecho de que Wakka sea tan creyente y la forma en la que trata de superar la verdad se podría extrapolar a la vida real, y eso en un videojuego señores, mola mucho.

En lo que al final de la historia se refiere, me parece que hicieron bien en dejar que los personajes cuyo destino estaba sellado lo cumplieran, ya que no me gustan las ocasiones en las que se salvan con pinzas argumentales. En cuanto a lo demás, bien llevado pero hace tiempo que me hice insensible a los discursos semi-políticos esperanzadores.

En general los personajes me gustaron mucho, y contra todo pronóstico le llegué a tomar especial simpatía a Kimahri, tan directo y sincero y a la vez tan leal. 


Como me ocurrió en el último FF que jugué (el 12), el que menos emociones me transmitió fue el personaje principal. Por suerte para mí este va madurando un poquito (menos es nada) a medida que avanza la aventura de forma que, si bien no me tiene enamorada, al menos se hace soportable.

Yuna también despertó en mí sentimientos encontrados. Comprendo que se supone que es un personaje puro, inocente y demás, cuenta con una enorme responsabilidad a sus espaldas que la ha obligado a madurar rápido... cosa que en algunas ocasiones no se nota. Digamos que el personaje pega un par de resbalones en lo que a la configuración de su identidad se refiere.


La jugabilidad es una de las estrellas indiscutibles del FF X, ya que sigue la típica configuración del rol por turnos, con el amplio abanico de posibilidades que eso otorga a pesar de que parezca lo contrario. Cada modalidad tiene sus pros y contras, y a mí siempre me ha gustado usar diferentes estrategias y un sinfín de habilidades.


Pero si algo me convenció del todo de que a nivel jugabilístico el título vale la pena, fue sin duda el conjunto de eones invocados por Yuna. Me llaman por el diseño y la mera idea de usarlos como ayuda en las batallas. Muchas veces grindeaba solo por el placer de verlos aparecer, y pueden suponer una gran ayuda en las batallas más difíciles.


Todo juego que se precie merece también especial mención en lo que al apartado técnico se refiere, y en este caso nos encontramos con vastos mundos y ciudades por explorar (después del pasillo del FF XIII se agradece), una gran variedad de enemigos y algunos petados.

También tenemos la opción de jugar al blitzball (el deporte local) y reclutar miembros para el equipo por el mundo, pero he de confesar que de esto pasé como de la mierda. No soy de deportes ni en la vida real ni en los juegos, y para esto me veo Inazuma Eleven o un partido de Quidditch y me quedo tan pancha.


Para terminar, he de decir que he caído rendida a los pies de la banda sonora, sin duda una de las más épicas que he tenido la suerte de escuchar. Navegando por la red me percaté de que la han remasterizado junto con los apartados gráficos, lo cual me hace recuperar la fe en que la humanidad va por un camino constructivo y con posibilidad de producir grandes obras.

En resumen, el FF X es toda una experiencia para los amantes del RPG por turnos, destacando en él muchos aspectos positivos, siendo lo único que a veces no cuadra la actitud de algunos personajes. Para los que aún no lo hayan probado, se lo recomiendo.

Nos vemos en la próxima entrada.

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