domingo, 31 de julio de 2011

My world My way

Cuando encontré este juego en la red y vi su temática lo primero que se me pasó por la cabeza fue que era una mierda monumental y una cursilada como una catedral. Luego leí en alguna parte que podía tratarse de una especie de parodia de los juegos de rol propiamente dichos. Sin embargo, siguió sin convencerme.

Lo que hizo que me decantara por probarlo fue la compañía distribuidora del mismo: Atlus, que tantos juegos buenos nos ha dado. Pensé que si dicha compañía se dignaba a aparecer en la portada, por algo sería. Y si no me acababa de gustar, siempre podría borrarlo de la tarjeta R4 y decir que me había echado unas risas.

La historia es la siguiente: una princesa que lo tiene todo simplemente con poner morritos de repente se enamora en una fiesta de un aventurero con "un nivel 99 de atractivo" según ella. Cuando le pide acompañarlo en sus aventuras, el muy engreído la desecha como si de un cardo borriquero se tratase argumentando que no sabe luchar ni tiene ninguna habilidad que a él le pueda servir. En vez de mandarlo a hacer puñetas (lo que cualquier chica con dos dedos de frente haría), la princesa se corta su cabellera rapunzelesca, se viste como una marimacho y sale de su castillo para demostrarle a su "amado" que es una verdadera aventurera.

¿A que os parece seria la historia?... Al que diga que sí es para matarlo, pero bueno, yo continúo.

El caso es que por mucho que la chica intente negarlo, no tiene experiencia en este ámbito de la vida, por lo que su padre, siempre al loro, decide contratar a un guerrero para que haga creer a su hija que está viviendo aventuras de verdad. Para ello este señor (en teoría curtido en varias batallas) contrata a actores que hacen de pueblerinos y decide que se construyan mazmorras y más cosas para entretener y en cierto sentido entrenar a nuestra protagonista. (¿Cómo rayos pude jugar yo esto?)

Si la historia deja que desear en cuanto a madurez, no hablemos de los personajes. El principal es una princesita cursi pero sin mala intención que cree que las cosas se tienen que hacer como dice ella y que los monstruos solo sirven para dar puntos de experiencia, porque ya está acostumbradita, la pobre. De hecho, gracias a esto podemos hacer algunas "trampas" en el juego de las que hablaré luego.

En cuanto a los secundarios (que serían el guerrero, los constructores de las mazmorras y un búho entrometido), están tan poco caracterizados que dan hasta risa. Aparecen de vez en cuando, normalmente cuando llegas a una ciudad o sales de ella. Lo mejor de todo es que la princesa no los descubre en todo lo que dura el juego. LOL

Pero sin duda lo más risorio de todo es el conjunto de habitantes de los pueblos por los que vamos pasando. ¿Qué pensarías si al llegar a un nuevo destino descubrieses que el alcalde, la posadera, el herrero, etc... son los mimos que acabas de dejar en el pueblo anterior? (Recordemos que son actores.) Yo, tú y todo el mundo se mosquearía un poco. Pero la princesa simplemente lo acepta de buena fe... mientras ella viva su aventura lo demás la da igual.

Centrémonos ahora en la jugabilidad, ¿de acuerdo? En cuanto a las luchas podemos decir que son las características de títulos como el Dragon Quest, con batallas por turnos y todas esas cosas. En las mismas podemos usar ataques, hechizos y una habilidad propia solo de este juego: los puntos de morritos. Gracias a ellos podemos hacer trampas paralizando a los enemigos o logrando atacar primero.

Fuera del campo de batalla los puntos de morritos tienen también la palabra: podemos hacer que los enemigos bajen o suban 10 niveles a voluntad, ganar más dinero o experiencia en cada lucha o cambiar por completo el territorio en el que nos encontramos dependiendo de lo que deseemos.

Tal vez lo que más rabia me daba del juego eran tres cosas: lo primero era la forma de desplazarme. Teníamos un mapa formado por puntos, y cada uno de esos puntos pertenecía a un territorio concreto con sus propios monstruos y objetos. Para desplazarme tenía que pasar por muchos puntos con el riesgo de ser atacada por los malechores y demás chusma, y si no era eso resultaba que mi destino estaba lejos y me cansaba de ir puntito por puntito.

Lo segundo es que como típico juego de rol, para alcanzar un determinado nivel me veía enzarzada en luchas interminables contra los monstruos y eso, quiera uno o no, acaba aburriendo.

Lo tercero y último es que los jefes finales de las mazmorras y las puertas me daban palizas hasta que aprendí a usar lo tramposos puntos de morritos, sin los cuales derrotarlos se hace prácticamente imposible.

En cuanto a los gráficos, no son malos del todo pero tampoco son buenos. He visto títulos de la Nintendo DS mucho más currados, como Okamiden. De hecho, a los enemigos se les ve bastante bien, pero lo que es la propia princesa, se la podrían haber currado un poco mejor, ya que aparece como borrosa. El resto de personajes solo se ven en plan dibujo cuando están hablando, ¿para qué más si no pintan nada en todo esto?

La música tampoco destaca por ser gran cosa... creo que ni siquiera es pasable. Simplemente es música con la que se intenta acompañar a un juego, pero no esperen que sea épica o que se les quede grabada en la memoria para el resto de sus días.

Para concluir, este título tiene un desenlace que si bien no es ni de lejos sorprendente, sí que resulta lógico y, por ello, para mí predecible.

Gracias a todos por leer esta entrada, comenten si pueden y por favor... no prueben este juego a no ser que su aburrimiento sea mortal. Hay cosas mucho mejores en el mercado.

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