lunes, 31 de agosto de 2015

Sherlock Holmes, El signo de los cuatro

Aquí llegamos a la segunda historia del libro cuyos inicios ya comentaba anteriormente. Sin embargo, el título a tratar será "El signo de los cuatro", el cual sin duda ocasionó en mí muy diversas impresiones.

Comenzamos la obra viendo como Holmes se mete chutes de cocaína como si fueran caramelos para, según él, escapar del aburrimiento que le ocasiona el no tener ningún caso que resolver. Esto ya sorprende por sí mismo para alguien que solo ha leído dos historias del detective y que jamás ha sabido esta afición suya (lo del violín lo conocemos todos).

"¿Qué es esta vez? ¿Morfina o cocaína?"... imaginen mi cara XD

Después de tamaño panorama entra en escena Mary Morstan, una joven modesta y simpática con un caso para nuestro detective. Su padre desapareció hace años en misteriosas condiciones, y por si fuera poco, hay alguien que le regala una perla cada cumpleaños sin dar motivo alguno. Acude al dúo dinámico ahora porque ha recibido una extraña carta en la que el remitente afirma tener información sobre el paradero de su padre, y que acuda al lugar señalado con dos acompañantes (qué casualidad...).


Al principio es verdad que no parece gran cosa, pero a medida que Holmes y Watson se embarcan en la investigación la situación se vuelve más interesantes. Acompañan a la joven a ese encuentro suyo, descubriendo información muy útil por parte de un rico confidente. Entre ellas, la existencia de un tesoro proveniente de la India.

Justo cuando parece que las cosas solo van a mejor, y que por fin se va a aclarar todo el embrollo. ocurre lo que todos más o menos sospechábamos: un asesinato. Ha dejado de ser un misterio personal y de características benignas para pasar a ser una prioridad, tanto, que se puede decir que este acontecimiento cambia del todo el objetivo del relato.

Esta historia es mucho más liosa que la anterior porque cuenta con más personajes, una búsqueda por Londres (con lo grande que es), e incluso una persecución por el Támesis. Que los amantes del género detectivesco no se quejen, por favor.


Si hay elementos que pueden hacer que esta obra destaque no es la crueldad humana, a la que Sir A. C. Doyle hace referencia en más de una ocasión a lo largo de sus escritos, sino la aparición estelar de Toby (al que muchos recordamos más por "Basil, el ratón superdetective"), el coqueteo educado entre Mary Morstan y Watson (que obviamente se casan) y el descubrimiento de algunos de los métodos que usa Holmes para resolver sus casos. Yo no me imaginaba que se hubiera ganado la confianza de los chiquillos del barrio y que estos fueran sus informantes, lo cual es muy inteligente por su parte.

Que diferentes se ven las cosas cuando uno está más crecidito.

Para no liarles mucho, "El secreto de los cuatro" es una obra muy recomendable para los amantes del misterio y de los casos irresolubles, pero proncipalmente para aquellos que quieran conocer un poco más al famoso detective.

En la siguiente entrada no haré alusión a "Las aventuras de Sherlock Holmes" porque son un compendio de minicasos muy diferentes entre sí y se me va a hacer complicado explicarlos bien. Por ello pasaré directamente a "El perro de los Baskerville".

Muchas gracias, nos vemos en la próxima reseña.

2 comentarios:

  1. A mí lo de su adicción no me pilló tan de nuevas porque ya lo había leído en otro sitio, además que en la primera novela se hace alusión a ello, con eso de que Holmes tenía episodios en los que Watson decía que parecía que se metía algo (con otras palabras, pero en esencia eso mismo). Aun así, esa frase de "¿Qué es esta vez? ¿Morfina o cocaína?" es simplemente estelar XD.

    A mí una de las cosas que más me gustaron, además de lo de los chiquillos, es su forma de obtener información: en vez de preguntar cómo era el barco, lo que hace es dar una descripción inventada, para que le corrijan. Muy agudo, eso.

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    1. Pues sí, ese método también fue bastante sorprendente y muy acertado teniendo en cuenta su deducción: de haber mostrado demasiado interés en preguntar en lugar de suponer, la señora se hubiera olido algo y no lograrían que cooperara XD.

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