lunes, 7 de septiembre de 2015

L. A. Noire

Este juego no me llamó especialmente la atención ni en el momento en el que salió al mercado ni en la actualidad. Sin embargo, a mi hermana sí que le está gustando este rollo mafioso-policial y fue ella la que lo compró. A caballo regalado no se le mira el diente, así que ya que tengo un juego a mano lo mejor es probarlo. He aquí mi reseña.



La historia se centra en las aventuras de un detective llamado Cole Phelps, un veterano de guerra que al regresar a su país pretende hacer lo correcto y limpiar las calles. Al principio del juego tendremos diferentes casos, divididos en capítulos, que no parecerán estar relacionados entre sí. Esto manifiesta la inicial ausencia de una historia central, pero la verdad es que ésta existe. Se empieza a percibir a medida que avanzamos y es totalmente patente en los últimos capítulos.

Cole Phelps, un personaje al que le tienes cierto cariño al principio... hasta que descubres más de él.

En lo que a cada caso se refiere, la estructura suele ser la misma: estás en la comisaría, te piden que acudas a la escena del suceso haciendo que parezca menos complicado de lo que es, y cuando llegas te encuentras con que debes comerte el marrón tú solo (vas con un compañero, pero apenas hace nada por sí mismo).


Ahora que nos hallamos ante el peligro, debemos hacer lo que todo buen detective haría: buscar pistas. Lo bueno es que cada vez que nos acerquemos a un objeto susceptible de ser analizado sonará un tono que nos permitirá identificarlo de lo que simplemente forma parte del decorado. Unas veces será importante, y otras no tanto.


Cuando por fin dejamos de marujear por ahí, tendremos que interrogar a los posibles testigos o sospechosos. Para estas interacciones deberemos decidir si nuestro interlocutor dice la verdad, si miente o, en un punto intermedio, si dudamos de su versión (cuando no hay pruebas pero estás con la mosca tras la oreja).

Que captemos la sutil diferencia entre esos tres elementos se debe principalmente a las curradas animaciones faciales, conseguidas mediante la digitalización de las facciones de actores reales. Es verdad que hay algunos individuos en los que es difícil averiguar sus pensamientos, pero por lo general está claro cuando te debes mosquear, como el hecho de que te eviten la mirada o que contesten con demasiada lentitud.

Sí, a todos nos suena de "Embrujadas". Ya lo tenemos calado. 
La mayoría de las veces volveremos a la comisaría a hacer de juez y decir quién parece que es realmente sospechoso. En muchos de los casos las pistas serán más liosas que esclarecedoras, pero decidamos lo que decidamos el juego terminará igual.

El final y el desarrollo de la trama central (la cual no voy a revelar) son un poco crueles, pero eso sí, bastante realistas. Quien espere un fin de cuento de hada está en un craso error, pero para mí eso no desmerece el título, sino que lo mejora. Da qué pensar, sobre todo la perspectiva que tienes de los personajes y las situaciones al principio del juego y aquellas con las que te deja al final.


L.A. Noire cuenta con ciertos elementos secundarios, como 40 misiones alternativas que se activan cada vez que respondes a un aviso por radio, o la posibilidad de desbloquear nuevos trajes y coches para moverte por la ciudad con "glamour".


Yo muchas veces bromeaba diciendo que al conducir me sentía como en un "Grand Thief Auto años 40". La única diferencia en mi opinión es que hay menos opciones para investigar la ciudad (ausencia de tiendas de armas, clubs, etc.) y en que en lugar de robar los coches de mala manera enseñas la placa y la gente se baja por las buenas.


En conclusión. L.A. Noire no es un juegazo, pero la verdad es que mientras estás con él te entretienes bastante e incluso se te puede hacer corto. Tiene sus errores, como todo, aunque decidir si son graves o no depende del gusto de cada cual. Yo personalmente lo que notaba era que faltaba "algo", tal vez más casos o que fueran más diversos y no se centraran en el mismo patrón.

Dicho esto, nos vemos en la próxima ocasión.

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