lunes, 18 de febrero de 2013

Frankenstein o el moderno Prometeo

Hace unos cuantos días fui a la biblioteca de mi ciudad a coger aquello a lo que creo que nunca dejaré de estar enganchada: una novela. El problema fundamental era que no se me ocurría nada que leer, no por falta de títulos, sino más bien por escasez de títulos interesantes para una servidora. Rebuscando entre los clásicos encontré la respuesta a mis plegarias, un libro que nada tenía que ver con la saga Truñúsculo ni con seres enamoradizos. Aquí les dejo la reseña de una obra que me ha sorprendido gratamente.


"Frankenstein" es una novela publicada por Mary Shelley en el año 1818, en la cual se nos cuenta la historia de Victor Frankenstein, un joven suizo de brillante intelecto que en un momento de locura cometerá el mayor milagro que se haya visto hasta el momento: creará una vida casi humana. Pero este gran avance para la ciencia tiene también un precio muy alto para el muchacho, cuya creación resulta ser un ente gigantesco y deforme que, cansado de que la humanidad rechace sus benévolas intenciones, se volverá en contra de ellos y ante todo en contra de su creador.

Las diferencias entre el libro y las películas basadas en el mismo son abismales, y si tuviera que enumerarlas todas no creo que termine nunca de hacer esta reseña. Si tengo que centrarme en lo más importante, creo que es la propia naturaleza del libro, el cual no tiene NADA de terror, suspense o gore. Su temática principal es mucho más profunda que eso: es el dilema moral que se le presenta a nuestro protagonista, el propio doctor, la forma de razonar de su criatura y los acontecimientos que van siguiendo en las mentes de cada uno lo que de verdad importa. Es una novela filosófica y moral cuyo objetivo principal es hacer reflexionar al lector sobre los dos misterios que más han perseguido a la humanidad: la vida y la muerte (y en cierto modo Dios, pero bueno).

En una novela tan profunda no pueden faltar personajes de la misma categoría, y el que más se conoce con la lectura es el doctor, que es el que está narrando su increíble historia  Es el ejemplo perfecto de un joven prometedor que lleva una vida maravillosa y que de repente comete un error que transforma todo cuanto le rodea en culpa y desgracia. Sinceramente lo único que uno puede sentir por Victor Frankenstein es una mezcla de pena y de rechazo: lástima por el destino tan horrible que le ha tocado, rechazo por haber sido él mismo quien se lo buscó.


El otro personaje memorable es sin duda la criatura, que en el libro no recibe ningún tipo de nombre pero al que en la actualidad se conoce como Frankie. Es un ser que al principio está perdido y solo, abandonado y "olvidado" por el hombre que le dio la vida, que descubre en su inocencia que en el mundo no hay cabida para un ser como él. Esto transforma sus hermosas y bellas intenciones en el rencor y las ansias de venganza contra su padre (y contra toda la humanidad de paso) que dan lugar al emotivo desenlace de la obra. Sin duda Frankie es el personaje que más sentimientos despertó en mí, y es la razón principal que hace que haber leído este libro sea un verdadero honor.


La escritura es lo suficientemente sencilla como para que cualquiera pueda leer la novela, pero es verdad que en ocasiones tiene demasiados párrafos descriptivos de paisajes, lo cual hizo que automáticamente me viniera a la memoria Tolkien. Se ve que Shelley también era una amante de su país y de los lugares más importantes de Europa, y no se privó del orgullo de explicar su estructura y su pasado con detalle. lo mejor de esto es que uno aprende cosas sin que ello desmejore la historia principal.

En fin, aquí les dejo con la reseña de Frankenstein y les recomiendo que se la lean: pasarán un buen rato sin duda y las diferencias entre el cine y el libro les dejará sorprendidos, como me pasó a mí. Hasta la próxima entrada.

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