jueves, 23 de marzo de 2017

1984, George Orwell

Llega un momento en la vida de casi todo individuo en el que se enamora. Creo que hay diferentes tipos de amor, todos muy variados e incondicionales en mayor o menor medida. Orwell ha conseguido con esta obra que me enamore perdidamente de la forma que tiene de transmitir verdades como puños, por muy ocultas que parezcan a simple vista, y de valores morales más que de personajes.


Me complace presentarles la historia de un mundo distópico en el que el Partido y el Gran Hermano no solo controlan a la población a nivel social, sino también desde un dominio del propio pensamiento. Winston Smith es un ciudadano más que poco a poco se va dando cuenta del control al que están siendo sometidos y, lo que es peor, de la pérdida de la capacidad de razonar que esto conlleva. La humanidad en sí misma, en el sentido amplio de la palabra, tiene todas las papeletas para ser arrasada por las doctrinas del Partido.

Con un ambiente opresivo, pantallas de vigilancia en todos lados, control de las palabras (y eliminación de muchas esenciales) y una Policía del Pensamiento que se encarga de hacer desaparecer a aquellos que no cumplen las exigencias opresivas del Partido (alias Ingsoc), 1984 es sin duda una obra de obligada lectura.



Con este intento de dominio a nivel del lenguaje y del propio pensamiento, en un mundo en el que un mero tic nervioso puede significar la muerte, Orwell no solo expande la mente de aquel que lee su obra, sino que puede servir como antídoto para el control menos evidente al que nos intentan someter desde varios medios de comunicación hoy en día (o incomunicación, como ustedes prefieran).

Espectacular sin duda el reducido pero esclarecedor elenco de personajes, que no solo manifiestan conductas aberrantes sino que además representan puntos de vista diferentes a nivel social, político y personal. Irreemplazable O´Brien y simplemente magistral su discurso final. No le olvidaré fácilmente.

Cabe destacar la figura del Gran Hermano, aquél dirigente al que nadie ve en persona pero que sin embargo es la cara principal con la que se muestra el partido. "EL GRAN HERMANO TE VIGILA" rezan los carteles que están colgados en todos los muros en los que uno pueda mirar. No es casualidad que el famoso programa actual se llame así, pero sin duda el nivel de crueldad al que llega la obra es totalmente infame (sí, más que el dichoso programa).


Los habitantes en su ignorancia, o tal vez gracias a su habilidad para doblepensar, no detectan que dicha infamia se puede palpar en todos los ámbitos de su vida, y que son más que evidentes si analizamos las máximas de las que se vanagloria el Partido:


Para no arruinarles la experiencia que supone leer esta obra maestra (nada más lejos de mis intenciones), solo he de recordarles dos cosas: la primera es que muchos antagonistas de otras obras se reducen a nada partiendo de 1984. La segunda es que deben recordar un axioma fundamental, sobre todo al final. No se olviden nunca de que, por mucho que intenten convencerles de lo contrario...



Muchísimas gracias por leerme una vez más. Nos vemos en la siguiente entrada, que espero que sea mejor si cabe que esta.

2 comentarios:

  1. Me lo apunto. La verdad es que hace tiempo había oído hablar del libro, pero la única referencia clara que recordaba era lo del Gran Hermano controlador.

    Lo único que me hecha para atrás es que actualmente estoy un poco saturada de títulos de ciencia ficción de sociedades asfixiantes de las que no hay forma de ver la salida, pero quitando eso, tiene muy buena pinta. ¡Gracias por la recomendación!

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    1. Deja todo lo que tengas de lado y ponte con 1984. Parece una orden, pero no lo es. Lo digo de forma tan contundente porque es una obra maestra y encima es sencillito.

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